En el inicio del universo, cuando aún las cosas carecían de nombre y los únicos seres con conciencia eran los constelares, estos empezaron a experimentar consigo mismos con la intención de crear otros seres como ellos. De manera que chocaron sus esencias con tal fuerza en el inestable universo, que dieron vida a un ser disforme. Los constelares intentaron entrar en contacto con él, pero no lo consiguieron. Aquel ser tenía una personalidad caótica y desapareció en la inmensidad del universo.
Los constelares temieron volver a crear un ser similar, por lo que se abstuvieron de hacer lo mismo. Pasó un buen tiempo mientras veían cómo ese ser creaba desorden por todo el universo. Aunque ellos no querían destruirlo, sabían que necesitaban detenerlo. Esta vez todos se unieron en un solo sentir y, al tocarse levemente, dieron origen a un ser totalmente diferente: este se mantenía quieto y estaba atento a sus creadores. A este lo llamaron Calma.
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Las deidades antiguas Calma y Caos se encontraron. Hallaron el uno en el otro lo que anhelaban, así que se volvieron pareja y tuvieron seis hijos, cada uno representado por una emoción: ira, tristeza, asco, alegría, sorpresa y miedo. Para ser dignos herederos, deben demostrar que pueden sosegar su temperamento y aprender del de sus hermanos. El padre, Calma, apoyará en secreto a sus hijos, mientras la madre, Caos, intentará ponerlos a prueba para enseñarles que no siempre el control estará en sus manos.
Ahora, encarnarás a uno de ellos; tu objetivo es aprender a controlar tu emoción dominante mientras te mantienes receptivo a las demás emociones.
Miedo es el primer hermano. Nació cuando solo existían sus padres, quienes aún no sabían cómo relacionarse con su hijo, por lo que Miedo aprendió a dedicarse a sí mismo. Tiene un corazón realmente cálido, a pesar de su tendencia a encerrarse en sus propios gustos por temor a equivocarse y ser juzgado.
Al ser el primer hijo, intentó ayudar a sus demás hermanos, una vez nacieran, sin embargo, le resultaba difícil comprenderlos, y el miedo a lastimarlos lo alejó de ellos. Se aparta de los demás, aunque en realidad anhela compartir con ellos sus gustos, como la cocina.
Para protegerse, tomó la forma de los Lumogantes (Elfos de luz), quienes son rígidos y fríos, tal como el material del que fueron creados. Valoran la inteligencia y la eficiencia por encima de todo.
Los Lumogantes son extremadamente estrictos en sus leyes, cultura y creencias, por lo que se consideran justos, honestos y éticos. Sin embargo, otras criaturas los perciben como seres apáticos y orgullosos debido a su diplomática y portentosa manera de expresarse, vestirse y comportarse. Además, cuidan meticulosamente su apariencia.
Tristeza es el segundo hijo. Al principio compartió mucho tiempo con su hermano mayor, pero este, poco a poco, se fue alejando, lo que llevó a Tristeza a sentirse solo. Esa soledad lo hizo ver el universo como un lugar vacío, carente de esperanza.
A pesar de ello, cuando nacieron sus demás hermanos, buscó cobijarlos y reprimió parte de su ser para evitar que heredaran su naturaleza, aunque ninguno de ellos la veía como algo negativo. En su búsqueda interior decidio dedicarse al arte y a la pintura donde podia expresar lo que no lograba con los demas.
Cuando tuvo la posibilidad de elegir una forma, escogió la de los Kadrufilos. Los Kadrufilos son seres del mar con cola de serpiente y cuerpo humano. Son orgullosos y un poco arrogantes, pero en general su personalidad es tranquila. Tienden a ser muy efusivos y atléticos.
Pueden vivir tanto en el mar como en tierra y mantienen conflictos con los hombres pájaros debido a su historia.
Asco fue la tercera hermana en llegar al universo. En aquella época, el universo aún no tenía forma, y los únicos seres aparte de su familia eran los colosales Constalares. Rápidamente perdió el interés por los demás seres y comenzó a evitarlos, lo que la llevó a enfocarse en su lado más científico.
Le fascinaba experimentar, y gracias a su naturaleza etérea, no corría ningún riesgo, aunque sus experimentos solían asustar a sus hermanos. No se lleva mal con ellos, pero evita compartir demasiado porque siente que no la comprenden y teme adoptar aspectos de ellos.
Asco tomó la forma de una Junatura (Dríade). Las Junaturas son humanoides inspiradas en las dríades, hadas y ninfas del bosque. Al provenir de un planeta con vastas extensiones de bosques, tienen una profunda conexión con las plantas, los animales y, en general, con todos los seres vivos.
A pesar de su forma humanoide, las Junaturas son parte del bosque y pueden fundirse con él, lo que les permite contactar con todas sus hermanas.
La cuarta hermana fue Sorpresa. Cuando llegó, rápidamente se convirtió en la sombra de Asco, asombrándose con todos sus experimentos. Pasar tiempo junto a ella la volvió aventurera; quería ver nuevas cosas que desafiaran su percepción de la realidad. Lamentablemente, en aquella época esto era complicado, por lo que tomó un camino similar al de su hermana mayor y comenzó a crear, aunque enfocándose más en la mecánica que en la química.
Con el paso de las eras, decidió tomar la forma de un hada de hielo. Estas simpáticas criaturas son descendientes de las sílfides y comparten linaje con las hadas de fuego y las hadas de flores. Su naturaleza las hace un poco frías de carácter y sobreprotectoras con la fauna y flora de las tierras frías, que de por sí son escasas.
Sin embargo, cuando alguien gana su confianza, muestran su verdadero rostro, que tiende a ser más juguetón y afable. Son reconocidas por su pequeño tamaño y porque, en lugar de alas, llevan un copo de nieve en la espalda que les permite levitar y desplazarse.
La penúltima hermana fue Ira. Nació en un mundo donde sus hermanos ya tenían el control y donde se sentía sin un lugar, pues parecía que todos habían tomado un papel que ella no lograba comprender. Esto la llevó a apartarse de sus hermanos y a buscar su propio camino lejos de ellos, después de haber intentado acompañar a cada uno sin éxito, fracasando en todos sus intereses.
La frustración la llevó a la ira, la ira al exilio, y en el exilio conoció al Monomon Máximo, un ente legendario que emergió de un agujero negro y le ofreció el medio por el cual resignificaría su ira: la lectura.
Ira tomó la forma de una Luvibanta, o Kumox de tormenta. Estos descienden de los Kumox, seres etéreos que dominan el hielo y el trueno. Aunque tienen aspecto humanoide, su cabello está hecho de nubes, lo que les permite fundirse con ellas y volverse intangibles.
Alegría es la hermana menor de las emociones. Su destello amarillo iluminó todo el universo y le dio un toque de magia a su entorno. Cuando nació, sus hermanos ya estaban presentes, lo que la rodeó de una compañía que nutrió su personalidad.
Alegría, por lo general, es bondadosa y altruista, por lo que intenta ayudar a todos y compartir su felicidad. Le cuesta concebir la idea de que alguien pueda actuar solo en su propio beneficio sin tener en cuenta a los demás, por lo que tiende a justificar los actos injustos e intenta comprender al otro, aunque le resulte difícil.
Alegría tomó la forma de los Belakvis, criaturas muy fuertes y determinadas. Están estrechamente relacionadas con el agua, lo que les ha permitido comprender su poder para dar vida y sustentarlo, así como su versatilidad y fuerza.
Inspiradas en las sirenas y los tritones, mientras están en el agua son prácticamente invulnerables. Son reconocidas por su hermosa voz, con la que pueden comunicarse a kilómetros de distancia mediante ondas ultrasónicas que viajan fácilmente a través del agua.